lunes, 10 de febrero de 2014

Formas básicas de argumentar

La argumentación puede tener como propósito la defensa de un punto de vista, es decir, tratar de convencer al receptor para que adopte la misma postura del emisor sobre algún tema; o la demostración, o sea, la presentación de datos verídicos que sostienen una hipótesis planteada.


Argumentos por analogía

Parten de la semejanza entre cosas, personas o eventos que pertenecen a géneros distintos, como una colmena y una ciudad.
Enuncian un punto de comparación a partir del cual se hace la analogía y concluyen en una característica que se desprende de este punto.
Ejemplo:

Los monumentos prehistóricos son como textos de historia para un estudioso.


Argumentos sobre las causas

Se exponen las razones por las cuales se da un hecho o se llega a una conclusión. Al elaborar este tipo de argumentos debe tratarse de hechos, en efecto correlacionados, de una premisa se debe explicar cómo uno de los eventos (A) conduce al otro (B).
Ejemplo:

Un idioma desaparece cuando mueren las últimas personas que lo hablan o practican.


Argumentos por generalización

Suele partir de dos o más ejemplos representativos para concluir en una tesis general. Para elaborar este tipo de argumentos es recomendable no partir de excepciones ni de conclusiones exageradas.
Ejemplo:

Los griegos aportaron la filosofía y la oratoria a la cultura occidental; los árabes, sus conocimientos de matemática, medicina y química; los chinos, muchos adelantos tecnológicos.


Argumentos por autoridad

Se cita una autoridad en la materia y se indica la fuente de la que se ha tomado dicha cita.
La cita siempre aparece como premisa en esta forma de argumentar; pero es importante estar alerta para no caer en la falacia de autoridad.
Ejemplo:

Para Aristóteles, el ejercicio físico es causa de la salud.


He aquí unos esquemas de los diferentes tipos de argumentos: